20 años de la penúltima gesta de Michael Jordan: ¿gripe o resaca?

El 11 de junio de 1997 un tal Michael Jordan decidió desafiar a las leyes de la física una vez más. Aquejado de un proceso gripal, el icónico escolta apenas pudo levantarse de la cama en su hotel en Salt Lake City para disputar el quinto partido de las Finales. La fiebre le impedía casi hasta moverse, circunstancia que aprovecharon los Jazz para coger una renta de 16 puntos al descanso que parecía definitiva para los Bulls.

Sin embargo, Jordan volvió a disfrazarse de superhéroe como tantas otras veces. El descanso fue su mejor medicina y tras salir de los vestuarios en el tercer cuarto, el escolta protagonizó una de las grandes gestas de la historia de las Finales de la NBA en un partido ya conocido como el 'Flu Game'.

Tras el descanso Jordan compareció en el Delta Center para liderar la remontada de los Bulls. Michael anotó 38 puntos en 44 minutos y tras su exhibición dejó una de las instantáneas más famosas de la historia del deporte al apoyarse en Scottie Pippen, incapaz de dejar la cancha por su propio pie.

Un partido que pronto dejó de ser historia para convertirse en leyenda, con todo lo que eso conlleva. A su alrededor comenzaron a surgir diferentes teorías que ponían en duda la enfermedad de Jordan y apuntaba a que el estado físico de Jordan eran consecuencia de una resaca. Nunca se sabrá.

Lo que sí es empíricamente demostrable son los números de uno de los partidos más famosos de la carrera de Jordan. Un choque que ahora cumple 20 años.

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