Así es la 'infernal' rampa del Profe Ortega para hacer volar al Atlético
Para cualquier ciudadano de a pie se presenta como un infierno no deseable ni al peor enemigo, para el Profe Ortega y el cuerpo técnico al que lidera en la parcela física no se trata de más que una de las armas empleadas para hacer volar al Atlético durante una temporada. Es la rampa que se levanta imponente y amenazante sobre el campo de fútbol de Los Ángeles de San Rafael desde que hace tres años el uruguayo ordenara su construcción consciente del beneficio que iba a acarrear en las piernas de sus jugadores.
Lejos de suponer una paliza como tantas veces se emplea en el argot periodístico, el trabajo en pendiente con el que el Atlético se cita en la primera de cada una de las triples sesiones del stage se enmarca en el milimétricamente medido plan diseñado por El Profe para llenar de gasolina los depósitos de sus hombres. En su método todo está absolutamente controlado, de ahí que los numerosos esfuerzos no son más que los estrictamente necesarios.
Concretamente, cuatro repeticiones son la máxima carga que reciben los jugadores. Eso sí, hay que pasarlas. O lo que es lo mismo, sufrir y sudar la gota gorda. No es para menos, pues sólo con una mirada a la rampa los futbolistas ya toman consciencia de que espera una pared que trasladada al ciclismo bien podría equipararse a una cuesta del Angliru, el Tourmalet o Alpe d'Huez. No en vano, el ángulo que forma es de 45 grados.
Una vez en la boca del lobo, los futbolistas del Atlético toman carrerilla con una aproximación lanzada durante cinco metros antes de iniciar una aceleración durante 15 eternos metros, encontrando los únicos respiros durante los 45 segundos de pausa entre repeticiones y la macro pausa de tres minutos que sabe a gloria.
Los jugadores del Atlético sufren con el Profe Ortega
Un objetivo claro
Pese a que los gestos de sufrimiento son evidentes en los rostros de los jugadores tanto en pleno esprint como en el momento de tomar aire, el objetivo que persigue el Profe Ortega no es otro que potenciar la explosividad del plantel. Un trabajo que se traduce también en una mayor fortaleza y definición de los músculos de los jugadores, así como en la mejora de la regulación del sistema cardiovascular. Obviamente duele, pero cuando los partidos comiencen a sucederse, será cuando se recojan los frutos de este llamativo método del preparador físico uruguayo convertido en toda una referencia mundial.
