“Canelo” Álvarez va a la pelea de su vida
AP | SAN DIEGO.- A Saúl “Canelo” Álvarez lo estaban vendando de las manos para su entrenamiento cuando el mexicano giró la cabeza y lanzó un beso. En una tarima al otro lado del gimnasio, el rostro de su pequeña hija se iluminó al escuchar el sonido.
Álvarez afina los últimos detalles de su preparación para medirse el sábado a Gennady Golovkin en una revancha por el título de peso medio.
Es la pelea más atractiva del año y la posible culminación de una rivalidad deportiva que se ha vuelto un tanto personal.
El principal motivo de la animosidad gira en torno a la suspensión de Álvarez por arrojar positivo a dos controles antidopaje a principios de este año. También fue el motivo por el que la pelea se pospuso cuatro meses, costándole a ambos peleadores incontables millones de dólares, y la razón por la que el campeón mexicano ha permanecido fuera del ring durante la mayor cantidad de tiempo en su carrera profesional de 13 años.
Pero en la tranquilidad en el gimnasio de entrenamiento de Álvarez, instalado en un parque ubicado en las colinas a las afueras de San Diego, acompañado solo de su sonriente hija y sus técnicos, Álvarez no se concentra en las agresiones constantes que salen del campamento de Golovkin. Tampoco se pone a pensar en la pérdida de seguidores que perdieron la fe en él.
“Esta es mi pelea más grande, el inicio de un nuevo capítulo, el segundo capítulo de mi carrera”, dijo el mexicano. “Será un gran triunfo para mí, saldré de esta pelea con nueva energía”.
La rutina de entrenamiento de Álvarez es tanto fresca como familiar, bajo la mirada vigilante del entrenador Eddy Reynoso.
Chepo Reynoso, el padre de Eddy y un veterano entrenador de boxeo que ahora lleva la carrera de Álvarez, sonríe de manera familiar ante el intercambio de afecto entre el púgil y su hija.
Después de cometer lo que insiste fue un error involuntario al comer carne contaminada en México, Saúl “Canelo” Álvarez está determinado a reafirmar su supremacía y recuperar su reputación. Reconoce la rectitud de su sanción, pero también ansía llegar al punto en que no se hable más del tema.