Confusión en Mercedes: “Fue el peor fin de semana en 13 años”
Una montaña rusa es lo único que puede definir la temporada de Mercedes. Y es que cuando parecía que la marca de la estrella plateada empezaba a dar miedo a sus rivales, se han encontrado con otro bache en el camino que les deja más confusos que nunca. El GP de Brasil no fue, ni de lejos, todo lo bien que podían de esperar de un fin de semana que históricamente les ha ido bien. De hecho, hace tan solo un año, en 2022, los alemanes se impusieron sin rival durante toda la cita, ganando la esprint del sábado, pero también la carrera larga del domingo. Pero mucho ha cambiado desde entonces. Ahora la situación es totalmente la opuesta y, aunque los cambios de rendimiento son normales en una deporte tan exigente y apretado, hay ciertas cosas que desde Mercedes son incapaces de entender.
Y una vez más, a Toto Wolff le tocó dar la cara. Tuvieron que retirar el coche de George Russell durante la carrera y Lewis Hamilton, hijo adoptivo de los aficionados brasileños, tan solo pudo ser octavo. Una decepción bastante grande, teniendo en cuenta las actuaciones de sus dos pilotos en Estados Unidos y México, donde el salto de calidad fue de tal envergadura que sus rivales empezaron a asustarse y tenerles en cuenta para la victoria. De hecho, ante los aficionados mexicanos, Sir Lewis se subió al podio por detrás de Verstappen en uno de sus mejores fines de semana del año. Por eso, la confusión y la frustración dentro de Mercedes es más alta que nunca. “Las oscilaciones de rendimiento existen, pero las oscilaciones no pasan de ser casi los más rápidos a estar donde acabamos... octavos”, indicaba Wolff, director del equipo, que no comprende la falta de ritmo en carrera en comparación a McLaren o Aston Martin, clientes de los alemanes y muy por encima de ellos en Interlagos. “Para mí, personalmente, el peor fin de semana en 13 años”, añade duramente.
Pero, ¿de dónde viene esa bajada tan brusca del rendimiento? Está claro que los Mercedes sufren la falta de velocidad, pero Wolff señala a otro punto crítico: “Llevamos el coche demasiado alto...”. Aunque asegura que “esa no fue la razón principal de un fin de semana absolutamente malo en términos de rendimiento” y, por eso, no deben ignorar lo que pasa. “Es totalmente desconcertante. Al mismo tiempo es inaceptable para todos nosotros. Somos una estructura fuerte, un equipo sólido y eso no parecía un equipo sólido”, insiste visiblemente molesto. “En tres carreras consecutivas acabas segundo, y ambos atacando a Max, y una semana después acabas en ninguna parte. Creo que esto no está bien”, añade Wolff, que cree que “más bien hay algo fundamentalmente mal desde el punto de vista mecánico”, pero “no se trata de un alerón trasero ni de que el coche vaya demasiado alto, porque estamos hablando de uno o dos milímetros. Eso es rendimiento, pero no es la explicación para un apagón total”.
Sin conocer de dónde provienen los problemas y sin saber por dónde atacar, la frustración es mucho mayor: “Es desconcertante. De un coche realmente rápido, el mejor equilibrado y los pilotos contentos, a una pesadilla. ¿Cómo es posible?”. “¿Qué pasa? ¿Qué es lo que no está bien? No me sorprendería que analizáramos los coches en los próximos días y descubriéramos que había un problema mecánico en la forma en que los configuramos o algo así. Pero no sé qué será”, zanja Wolff, con la esperanza de que el debut de Las Vegas les traiga buenas sensaciones, aunque viendo el tipo de trazado que les espera... su falta de velocidad será un gran hándicap.