Declarado el estado de euforia en los nuevos Mavericks

Los Dallas Mavericks puede que no sean el equipo más fiable de la NBA, pero en la última semana han cambiado esa cara por completo. Con la vuelta de Kyrie Irving han enlazado cuatro victorias consecutivas, tres en una gira por el Este que han despachado con una facilidad pasmosa, y la de esta noche, totalmente inesperada. No porque no puedan ganar a los Oklahoma City Thunder, sino por la forma de hacerlo. Una paliza tremenda (146-111) a uno de los mejores equipos de la temporada que todavía esta peleando por acabar como líder del Oeste. Pero los Mavs les borraron de la pista desde el primer minuto y, salvo un rato del segundo cuarto, no hubo partido. Impresionante despliegue de juego, de ganas y de efectivos de los de Dallas. Funcionó todo. Desde sus estrellas (Luka Doncic 32+8+9 y Kyrie Irving 25+6+8) hasta los recién llegados. PJ Washignton (14 puntos y 5 rebotes) y, sobre todo, Daniel Gafford (19+9) cayeron de pie en Texas. Gafford incluso levantó a la grada, que le ovacionó con ganas por su pelea continua.

Aunque muchas veces se dice que el calendario de la NBA agota a los jugadores por la acumulación de partidos, el efecto contrario también puede hacer daño. Los Thunder llegaban tras cuatro días sin jugar, algo a lo que no están acostumbrados los jugadores en Estados Unidos, y salieron a la pista anestesiados. Dormidos. Fueron atropellados por una locomotora vestida de azul con un maquinista esloveno. 47-30 al final del primer cuarto con 18 puntos, 5 rebotes y 4 asistencias de Doncic, que metió tres triples seguidos, una canasta increíble dejando el balón de espaldas mientras le hacían falta, y una serie de asistencias marca de la casa. El American Airlines Arena recibió con ovación a los nuevos, PJ Washington y Daniel Gafford, cuando saltaron por primera vez a la pista desde el banquillo. Gafford, en menos de un minuto, ya había metido su primer alley-oop a pase de Doncic. La conexión entre ambos se avecina muy provechosa para los Mavs.

En el segundo cuarto por fin comparecieron los Thunder, que llegaron a ponerse a 3 puntos, ayudados también porque Dallas dejó de meter los triples. Y ya se sabe lo que le pasa a este equipo cuando no acierta desde el perímetro. Shai Gilgeous-Alexander, que se fue con 19 puntos al descanso, daba la réplica a Doncic, más apagado en este tramo del partido y peleándose con las faltas (ya llevaba tres). Pero un arreón final de los locales les permitió mantenerse 9 arriba camino de los vestuarios. Los puntos al contraataque, 19-2, marcaban una gran diferencia. A la vuelta la vida siguió igual. Doncic mandando sobre todo y todos, Irving haciendo todo tipo de perrerías y Gafford ganándose al personal haciendo parecer muy pequeño a cualquier jugador de los Thunder con el que se enfrentaba en alguno de los dos tableros.

Jason Kidd se pudo dar el capricho de dar descanso a Doncic todo el último cuarto. Así estaba la cosa de decidida. Los Thunder fueron una sombra de lo que han demostrado este año y en Dallas ahora mismo se creen capaces de cualquier cosa. Y eso, en un equipo que tiene a Doncic e Irving a este nivel, es peligrosísimo para cualquiera. Más les vale en el Oeste cortar de raíz este levantamiento, porque sino pueden ponerles en muchos problemas a todos los demás.

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