Siete derrotas seguidas. Ese es el penoso balance que arrastran Los Angeles Lakers contra Los Angeles Clippers, que este jueves desintegraron a sus vecinos y rivales (132-111) gracias a un monstruoso y humillante tercer cuarto (40-18).
Sin alma ni rumbo, encadenando ridículos y cavando su tumba cada noche un poco más.
Así de abatidos transitan los Lakers una temporada para el olvido y que no ha mejorado nada tras el All-Star, ya que han perdido los cuatro partidos que han disputado desde el parón (llevan siete derrotas en sus últimos ocho encuentros).
Sin sus estrellas Kawhi Leonard y Paul George, los Clippers dieron una lección de baloncesto serio, colectivo y muy compenetrado ante unos Lakers que ya perdían de 30 puntos en el tercer cuarto.
Reggie Jackson fue el héroe absoluto de los Clippers. Despedido con una gran ovación, el base consiguió 36 puntos, 8 rebotes y 9 asistencias y se puso al frente de una apabullante maquinaria ofensiva de los Clippers (17 de 27 en triples, 54,8 % en tiros de campo, 46 rebotes por 36 de los Lakers).
Ivica Zubac (19 puntos y 9 rebotes) y Marcus Morris (14 puntos, todos ellos en el tercer parcial) redondearon la espléndida noche de unos Clippers que suman cinco victorias seguidas.
LeBron James, con 26 puntos y 8 rebotes, fue una vez más el mejor de unos Lakers en los que Russell Westbrook sumó 17 puntos y 8 rebotes.
Con esta nueva derrota, el curso se complica aún más para los Lakers.
Ahora son novenos en el Oeste con 27-35, tienen el acceso directo al playoff prácticamente imposible (los Denver Nuggets son sextos con 36-26) y solo cuentan con dos victorias de ventaja para evitar quedar fuera del play-in (los Portland Trail Blazers son undécimos con 25-37).
Dominio alterno
Ivica Zubac empezó mandando en la zona y Terance Mann mostró descaro en el ataque de los Clippers, pero los Lakers aguantaron el arreón inicial gracias a dos triples seguidos de Austin Reaves (15-15 con 7.43).
El joven anotó 9 puntos en el primer cuarto y los Lakers mostraron una estimable actividad en defensa.
Sin embargo, los Clippers agarraron el timón y cerraron el cuarto con dos triples en el último minuto y un parcial de 13-2 (36-31).
Los Clippers habían encontrado un trampolín en el perímetro y con dos triples más de Robert Covington dieron el primer susto serio a los de púrpura y oro (42-33 a falta de 10.45).
Al rescate salió el de siempre, LeBron James.
La figura de los Lakers metió 18 puntos en la primera mitad y sujetó a su equipo con Russell Westbrook y Malik Monk como guardaespaldas.
Los Clippers llegaron a ganar por 17 puntos amparándose en un excelente 9 de 15 en triples, pero en los últimos cuatro minutos se durmieron hasta encajar un parcial de 0-14 con el que los Lakers llegaron muy vivos al descanso (66-63).
Hundimiento en la reanudación
El arranque de los Clippers en la reanudación fue demoledor.
En solo seis minutos, los Clippers dibujaron un impresionante parcial de 26-2 que dejó a los Lakers totalmente hundidos (92-65 con 6.18 en el reloj).
Los de Frank Vogel tiraron por la borda en un visto y no visto cualquier tipo de intensidad en ataque y defensa, algo que los Clippers explotaron de maravilla con una avalancha de triples y contraataques.
Marcus Morris, extraordinario con 14 puntos, fue la punta de lanza de unos Clippers fabulosos en ese tercer cuarto (14 de 22 en tiros y 5 de 7 en triples)
Frente a ese festival anotador, los Lakers, muy frágiles durante toda la temporada al más mínimo contratiempo, se ahogaron en un sinfín de despropósitos y llegaron al último cuarto sin opciones (106-81).
Con solo tiempo para maquillar el resultado, los Lakers redujeron algo la distancia al final y quizá ya empezaron a pensar en su próximo rival, nada menos que los Golden State Warriors de Stephen Curry a los que se medirán en casa el sábado.