Siempre se puede ver la botella medio llena o medio vacía. Nada más acabar el derbi, el bajón en el Madrid era evidente. De dejar la Liga casi sentenciada, a la espera de la visita del próximo sábado del Girona al Bernabéu, a dejar la cosa un poco más abierta con el gol de Llorente en el último suspiro. Al menos, dando algo de vida a unos rivales que se veían ya fuera de la lucha por el título hasta ese último suspiro rojiblanco.

La cosa no está tan mal, pero podía estar mucho mejor, pensaba Ancelotti y sus jugadores con un análisis algo más frío. La cosa está así: el Atlético sigue como estaba, a diez puntos, una distancia que sigue siendo más que importante, el Barça aprovecha el empate del derbi para quedarse a ocho puntos y el Girona se queda a dos, también como estaba antes del comienzo del partido en el Bernabéu, dado que pinchó en casa este pasado sábado con un empate ante la Real.

Seguramente, si a Ancelotti le preguntaran al principio de temporada que iba a tener al Barça a ocho puntos y al Atlético a diez a falta de 15 jornadas, es decir, 30 puntos, lo habría firmado en cualquier sitio.

Levantar el ánimo

Ancelotti empezó a trabajar ya sobre el ánimo de sus futbolistas en la sala de prensa. Habló del regreso de Rüdiger y de la oportunidad que hay la próxima jornada de abrir brecha con el Girona si son capaces de ganar. Pese al bajón del derbi, el Madrid tiene un calendario más favorable que el resto de sus rivales. El Barça tieen que rendir visita al Bernabéu todavía y los blancos han jugado ya en campos como San Mamés o Pizjuán. Los azulgrana, pese a su triunfo en Vitoria, vive un momento de dudas y tendrá que mejorar mucho para poder remontar esa ventaja de los de Ancelotti.

En cuanto al Atlético, las semifinales de la Copa ante el Athletic van a concentrar sus esfuerzos,con la ida en dos días. Como en el caso de Madrid y Barça, vuelve también la Champions este mes de febrero y tiene menos margen de error todavía que los azulgrana en la Liga.