El Real Madrid saca brillo a su leyenda con una decimoquinta Champions

El club español conquistó por decimoquinta vez el torneo en el que construyó su leyenda, esta vez superando 2-0 al Borussia Dortmund, este sábado en la final de Wembley.

Dani Carvajal abrió el marcador con un remate de cabeza en un saque de esquina en el minuto 74 y la sentencia la firmó su compañero brasileño Vinicius, con un tiro cruzado en el área en el 83.


Tras una desastrosa primera parte, el Real Madrid mejoró en la segunda mitad y aprovechó un cabezazo de Dani Carvajal y un tanto de Vinícius, tras error clamoroso de la defensa alemana, para sumar un nuevo título continental.

El juego del Madrid en los primeros 45 minutos fue atípico. Salió a tener el balón, pero no a jugar el partido. La bola iba de lado a lado en sus dominios, pero era el Borussia el que sabía lo que tenía que hacer.
El desprecio de los alemanes a la pelota tenía un sentido, su partido pasaba por aprovechar la velocidad, los espacios y a sus extremos, que hicieron añicos, a través de Karim Adeyemi, los primeros 45 minutos de Carvajal.

El hombre de las seis finales, el único que ha estado presente en todas desde Lisboa, hizo aguas ante el talentoso jugador alemán, que se quedó solo contra Courtois en un balón al espacio de Hummels.

Con todo el tiempo del mundo y una ventaja sideral respecto a la línea defensiva y respecto a Courtois, Adeyemi declinó el disparo y optó por rodear al arquero, con un toque rudo y nervioso que hizo que la pelota se marchara de ángulo y arruinara su momento de gloria.

No fue una jugada aislada, al error de Adeyemi le siguió un tiro al palo de Füllkrug, bien achicado por Courtois, y dos manos del belga, a Sabitzer y a Adeyemi. El Madrid salvó en la primera parte una estadística de goles esperados, de 1,7, una locura, digna del duende del catorce veces campeón.

Ante esos 45 minutos tétricos del Madrid, sólo se podía esperar una mejoría. Ir a peor, o mantenerse en la misma línea, hubiera significado despedirse de la 'Orejona'.

Y si algo tiene el Madrid es una resiliencia histórica para sostenerse en el alambre, para sobrevivir en la irregularidad.

La segunda parte ya tuvo un aroma distinto cuando Carvajal apareció desde atrás para estrellar en la defensa una volea. Fue un primer aviso, al que siguió un paradón de Kobel a falta de Kroos.

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