La sociedad del mate
El Barcelona ha empezado la presente Liga como terminó la pasada: a lomos del olfato goleador de Luis Suárez y de la bendición futbolística que representa Leo Messi, principio y (muchas veces) fin de la producción ofensiva de un conjunto que se ordena a través del balón y de los movimientos del 10 rosarino.
Es cierto que Luis Enrique cuenta este curso con caras nuevas muy prometedoras -gran debut de Umtiti en Liga- y que empieza a vislumbrar la adaptación de Arda Turan o Aleix Vidal, pero al final sabe que sus éxitos y los del equipo pasarán por la inspiración de sus delanteros de referencia. Sin Neymar, que fue el atacante menos inspirado a finales de la pasada campaña y todavía no se ha sumado a la dinámica culé, al Barça le sobra con el torrente creativo del Balón de Oro y los recursos goleadores del Bota de Oro.
Messi y Suárez inician su tercer año de convivencia en plena madurez deportiva y personal. Plasman sobre el césped el entendimiento que llevan tiempo mostrando entre Castelldefels, donde residen, y Sant Joan Despí, donde se entrenan. Su química se percibe en los movimientos que se dedican el uno al otro en el campo, en las risas sinceras después de cada celebración o en las confesiones que comparten tanto en el vestuario como en las concentraciones. Leo y Luis, igual que un buen mate -la bebida que les une-, infusionan sus cualidades para beneficio y estímulo de los que los ven funcionar.
"Si tienes a Messi y Suárez implicados de esta manera, sólo les puedes decir que disfruten y sigan así. No hay mejor noticia", conmemoró Luis Enrique después de la exhibición que el 9 y el 10 dieron ante el Betis en el estreno liguero. El argentino se guisó y se comió dos tantos de clásica factura, mientras que el charrúa entró en la Liga con un doblete de oportunismo y un tiro libre ejecutado con mucha maestría.
En el caso de Messi, los goles caen por pura inclinación; poco importa que cada vez juegue más retrasado. Por su parte, Suárez exprime su repertorio en el área para demostrar que es el goleador más en forma. No en vano, en los últimos seis partidos de Liga ha marcado 17 goles. El promedio es casi de un hat-trick. Casi nada.
Siguen buscando ariete
El uruguayo, como es lógico, parte como primera opción para ser la punta de lanza del ataque del Barça. No obstante, en la secretaría técnica siguen buscando profundidad de plantilla e insisten en la necesidad de incorporar otro delantero antes del cierre del mercado. Paco Alcácer sigue siendo la primera opción, pero no la única. Costará convencer al Valencia para que se desprenda del internacional. Si no hay acuerdo ni alternativa, Munir se quedará.
MESSI
Ni Eto'o, ni Villa ni Ibrahimovic
En su madurez como futbolista y persona, Messi ha aprendido a convivir con un delantero puro como Luis Suárez. En años anteriores, se le dio la oportunidad de entenderse con otros puntas, pero la química jamás fue sostenida. Hoy en día, pocos comprenden al 10 mejor que Luisito.
Mejor con Sergi Roberto que conAleix
Una de las razones que indican que el de Reus parte con ventaja respecto al exsevillista en el lateral derecho es su nivel de entendimiento con Messi. Contra el Betis, el rosarino buscó constantemente apoyo en Sergi Roberto, asistente en el 2-1 y en el 3-1.
Galvanizador, asistente y finalizador
Messi representó el sábado los tres papeles. Condujo la jugada del 1-0, obra de Arda, asistió a Suárez en el 4-1 y se apuntó dos goles desde fuera del área, trabajados por él mismo: el 2-1 y el 5-1.
LUIS SUÁREZ
Goles relevantes para ganar títulos
Sin el poder ofensivo de Luis Suárez, no podrían comprenderse los éxitos recientes del Barcelona, que si levantó la última Liga fue gracias a los 40 tantos del ex del Liverpool.
Nuevas disciplinas en su tercer curso
Contra el Betis, Suárez sorprendió al Camp Nou con una ejecución brillante de un tiro libre. No había ensayado esta disciplina en público, pero anteayer demostró que de vez en cuando puede probar suerte. Tiró fuerte y colocado.
El primero en presionar al equipo rival
Luis Enrique siempre insiste en destacar esta cualidad de Suárez, que intenta entorpecer la salida desde atrás del oponente. Su pelea con los centrales es una constante durante los 90 minutos. Ylo mejor es que contagia a sus compañeros.