Los problemas de peso de Zion vuelven a alertar a los Pelicans
El lío en los Pelicans no cesa si apuntamos a la relación la franquicia con su estrella más brillante, Zion Williamson. El jugador se encuentra de baja por una nueva lesión y su entorno ha filtrado la mala sensación que le transmite al jugador la directiva del equipo, sobre todo David Griffin. La situación está fría como un témpano de hielo en un momento importante para este proyecto pese a que acaba de fichar a un nuevo entrenador, Willie Green: entra en su tercera temporada y en el próximo verano tiene la opción de firmar un contrato por el máximo (207 millones, supeditado a que esté en los mejores quintetos), que la franquicia seguramente le ofrecerá, o escoger un camino fuera de la franquicia a partir de 2023 (restringido) o 2024 (libre). Ese banquillo se ha quemado mucho y Zion no ha puesto de su parte, siendo regular cando ha estado en la pista pero inconsistente tanto en su mantenimiento personal como en la relación con sus compañeros.
Jake Fischer detalla en un artículo de Bleacher Report algunos nuevos detalles de esta relación de Zion Williamson con sus New Orleans Pelicans.
En los círculos de la Liga han circulado diversas informaciones que hablan en negativo de esta pelea interna. Por ejemplo, que Williamson ni avisó a la franquicia de que se iba a operar el pie durante este verano y sólo alertó cuando se acercaba el campus de pretemporada, cuando la prensa preguntaría sí o sí. Por poner otro caso, que Williamson ha superado una vez mas su peso habitual y se ha ido a las 300 libras, que al cambio son 136 kilos. Sobre todo esta última conversación, la del peso, es importante, sobre todo si sube todavía más un jugador que, además de fiar mucho al físico, no pasa del 1,98 sin zapatillas. La querencia a lesionarse no cuaja nada bien con el poco cuidado que le pone para mantener a raya su condición, por lo que la franquicia, con Griffin a la cabeza, ya le ha dado toques de atención y ha filtrado a al prensa local las artimañas de sus colaboradores.
Hay tensión desde su temporada de novato. No le gustó cómo trataron su primera lesión y el aire de prima donna dura desde aquellos tiempos.
La megaestrella universitaria que a la que auparon los vídeos en YouTube y otras redes sociales llegó desde Duke a la NBA en 2019 con un currículum sin fisuras y con mucha expectación por cómo se desenvolvería en la gran liga alguien que había dominado de forma brutal en categorías de formación como la NCAA. Ha encadenado tres lesiones importantes, justo el punto de discordancia para hablar de su nivel que se tiene en cualquier debate en el que se le mete desde que estaba en la universidad. Sus 27 puntos de media con un acierto en tiros de campo del 61% habla de un jugador que, sólo a los 21 años, tiene buen bagaje y buena progresión. Su acondicionamiento y también, sin obviarlo, un entorno que no le está ayudando demasiado a tomar las mejores decisiones ponen en entredicho que sea el jugador que los Pelicans, franquicia que ya ha pasado por divorcios sonados con Chris Paul o Anthony Davis en la última década, busque para establecerse como destino atractivo para otras estrellas y equipo a tener en cuenta para cotas altas en los próximos años.