Marc Márquez no se fía de Yamaha

La comparación entre la pretemporada 2016 y la de 2017 ha hecho que, en muchos círculos, se dé casi por hecho que Marc Márquez tiene relativamente asequible la consecución de su sexto título mundial, el cuarto en MotoGP. Sin embargo, tras el análisis más sosegado después del test privado de Jerez son más comedidos. "Estamos bien, pero no tanto", desvelaba a MARCA alguien involucrado en el proyecto. "Y, ni mucho menos para tirar cohetes", añadía.

Es cierto que la situación no tiene nada que ver con el crudo invierno pasado donde llegaron a estar perdidos. "En Qatar, en el debut, firmábamos ser sextos", llegó a admitir Santi Hernández, el jefe de mecánicos del de Cervera. "La moto ahora está como estaba al final de año", confiesa Márquez. Es decir, una buena montura, que parcheó algunos problemas, pero que seguía padeciendo otros, como la aceleración, su principal preocupación en 2016.

En el camino -noviembre, diciembre, enero y febrero- han cambiado el tipo de motor, al big bang, que debía ser más suave, más dócil en marchas cortas, para reducir los caballitos en la salida de las curvas. Y para ganar potencia. La realidad, por lo que ha podido saber este periódico, es que no han mejorado sustancialmente en estos aspectos.

No es una moto invencible

Honda, especialmente sus pilotos, incluido Dani Pedrosa, quisieron tener un día más de test y por eso fueron a Jerez, para confirmar aspectos que la especial pista de Phillip Island -con curvas rápidas y viento- y la de Sepang -mucha recta y calor- podían ocultar. Sin embargo, en el trazado andaluz sólo pudieron girar un día y el agarre no fue el mejor. Aclararon que la base es buena, está ahí y permite una moto decente, pero ni mucho menos invencible.

El pentacampeón no quiso dar muchos detalles, pero iba por esa línea. "El test fue bastante positivo porque aunque hay cosas a mejorar, pero este nivel no está mal", confesó ayer en Barcelona.

Y es que Viñales preocupa. Mucho más de lo que decía Marc delante de los micrófonos y las cámaras. "Cuando un piloto que viene de ganar una carrera el año anterior y hace podios, está claro que si va a un equipo como Yamaha, que tiene una moto muy completa, está claro que si tienes el talento, por una parte tienes la presión y por otra, las ganas, el apetito", manifestó en un tono casi neutral, de morderse la lengua. Sabe que habrá guerra, que es el gran rival, el que ha sido capaz de ser el más rápido en todas las pistas y, además, muy constante.

Desde HRC ven que Yamaha ha mejorado, que si bien se estancó algo en la segunda mitad de 2016, los fríos meses de labor en la fábrica de Iwata han surtido efecto. Con todo, Márquez sabe que a una carrera hasta Lorenzo le puede derrotar. No existe la superioridad de 2014. "Hasta que no esté matemáticamente fuera, no le descarto. Quizá no le está saliendo una pretemporada como las que le salían con Yamaha, pero no es descabellado pensar que pueda ganar en Qatar. La Ducati y él van bien allí, aunque al final hay que ser consistente todo el año", expuso.

Si la moto está bien, pero no a tope, otro tanto se puede decir de él. Se dislocó el hombro derecho y podrá apretar en el test, pese a no estar al cien por cien. Será la última prueba para confirmar todo.

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