Ni de una forma ni de otra, los Lakers parecen poder remontar y salir del noveno puesto de la Conferencia Oeste. Lo malo es, que por errores propios de un pasado muy reciente, no depende de ellos. Ese fatídico mes de diciembre que llegó después de la victoria en el In-Season Tournament ha pesado mucho, y la increíble mejoría tras el All Star previa a una fase de recuperación brutal no se ha traducido en una escalada de puestos, ya sea por los aciertos del resto de los implicados o por los errores angelinos cada vez que han tenido un duelo directo importante: los dos ante los Kings y el que tuvieron ante los Suns, las claves. Precisamente el equipo de Arizona ha hecho gala de un ejercicio de personalidad enorme ganando en Nueva Orleans a unos Pelicans que sumaban 10 victorias en los últimos 14 partidos. Llegaban mucho tiempo sin meterse con nadie y sumando sin cesar, pero el leve bajón de los últimos choques (han caído en tres de los últimos cuatro) les ha hecho mucho daño.

Los Pelicans ya no van quintos, han sido adelantados por unos Mavericks en plena racha y tienen ahora a tiro de piedra a unos Suns que, de repente, se encuentran con opciones reales de evitar el play in por la parte por la que mola hacerlo, la de la sexta posición. Y Kings y Lakers empujan por detrás, aunque los angelinos llevan tanto tiempo empujando que podrían empezarse a preguntar si realmente eso sirve de algo. Los Suns llegaban 8-6 en los últimos 14 y se encuentran con un regalo inesperado tras un partido extraordinario: 28-46 al final del primer cuarto y luego a rentabilizar una ventaja que llegó a ser de 27 puntos. A menos de 3 minutos, un triple de CJ McCollun puso a los Pelicans a 7 tantos (108-115). Pero hasta ahí llegaron las aspiraciones de una plantilla que ha funcionado muy bien durante toda la temporada, meritoria para ellos, y cede ahora ante la lógica de las ganas y deseos de rivales con más talento en el cuerpo y citas con la historia de mayor importancia.

Que se lo digan a Devin Booker, que en ese primer periodo llevó en volandas a los Suns con 24 puntos y acabó con 52, 19 de 28 en tiros de campo, 8 de 16 en triples (récord de su carrera) y 6 de 7 en tiros libres. El espectacular escolta, que promedia más de 27 tantos por noche esta temporada, aportó también 9 asistencias y fue el epicentro de la ofensiva del equipo de Frank Vogel, que está consiguiendo grandes réditos con una plantilla de gran talento en ataque y escasos argumentos en defensa, algo que el técnico ha conseguido mejorar a pesar de no contar con las piezas ideales, de un talante más conservador. En los Pelicans, los 30 puntos de Zion Williamson (gran temporada la suya, de una gran y extraña regularidad física) no fueron suficientes, ni tampoco los 21 de Trey Murphy III (4 de 10 en triples) o los 15 (con 9 pases a canasta) de McCollum, al que se le está haciendo larga la temporada a pesar de su experiencia y sabiduría.

La batalla real la perdieron los Pelicans en la zona, con la derrota en el rebote (37 a 49) y un Jusuf Nurkic que pasó por encima de Jonas Valanciunas. Así, el primero se fue a 19 puntos y 19 rechaces, mientras que el segundo se quedó en 11 y 7. El resto de los Suns acompañaron a Booker de forma aceptable, como dejándose ir por el fulgor de la extraordinaria estrella: 20 tantos de Kevin Durant, esta vez en un segundo plano, 13 (con 9 y 6) de Bradley Beal y 11 de Grayson Allen. Vogel dio mucho peso a los titulares (el momento de la temporada así lo exige) y tuvo un banquillo de apenas 9 puntos combinados. Lo mismo dio: los Suns están con opciones, ganan un partido importantísimo para sus aspiraciones y consiguen dar un golpe de efecto ante uno de esas franquicias vulnerables en el Oeste, viendo el nivel de lo que viene por detrás y el poder de unos Mavericks que llegan intratables a una recta final de la temporada en la que todo está por decidir. Dos semanas para saber las posiciones definitivas. Hasta entonces, los Suns suman. Y nadie da nada a los Lakers. Otra vez.