Ramón 'Tulo' Rivero forma nuevos talentos en Tinaquillo

lto, altísimo, Ramón “Tulo” Rivero destacó desde niño en los deportes en su terruño caraqueño de las Lomas de Propatria.

“Era el más alto en el kinder, en la escuela, en el liceo, en el bloque 8 y en todo el barrio”, recuerda Rivero hoy con 64 años (16/10/1953) y dos nietos.

Tulo, quien es el mayor de tres hermanos (Zaida e Yván), comenzó jugando beisbol, pero gracias a su privilegiada estatura (2,10 mts) fue reclutado por el legendario Pedro “Mamiro” Jiménez.

“Comencé tarde en el baloncesto, cuando tenía 17 años. ‘Mamiro’ me enseñó los fundamentos del baloncesto y me llevó a la Hermandad Gallega. En ese 1970 representé al Distrito Federal en el Nacional de Básquet que se disputó en Valencia y en el que salimos campeones. Fue mi primer torneo organizado”, recuerda.

Rivero fue pionero de la Liga Especial de Baloncesto allá por 1974 cuando, luego de un estadal selectivo organizado por Leonardo Rodríguez, quedó en las filas de los Ahorristas del Caracas (Fundacomún) que dirigía ‘Tarzán’ Herrera.

Posteriormente fue firmado por las Panteras del Táchira, equipo que tenía entre sus filas al estadounidense Sam Shepherd.

Su gran temporada fue la del año 1976 cuando logró la casi imposible Triple Corona con 627 puntos, 322 rebotes y 95 tiros libres.

De allí en adelante el nombre de Tulo Rivero fue sinónimo de éxitos en el tabloncillo. Paseó su talento y gran capacidad de capturar rebotes por Sudamérica, vistiendo los uniformes del argentino Gimnasia y Esgrima de la Plata, el brasileño Fluminense, el uruguayo Cordón de Montevideo y el colombiano Lotería del Valle.

También jugó en Europa con el Milan de Italia y en España con el Barcelona de la segunda división.

Se integró a Trotamundos de Carabobo en 1992 y tras notables gestas fue inmortalizado en el Paseo de Las Estrellas en el Fórum, concretamente el 11 de marzo de 2006.

Tras retirarse de los tabloncillos como jugador activo en 1995 viajó a Cojedes como entrenador del equipo Industriales de Tinaquillo y echó raíces. Se casó, tuvo sus hijos y desde entonces nadie trastoca sus rutinas en esta localidad cojedeña.

“Ya son 25 años los que llevo aquí al frente de la Escuela de Baloncesto Menor “Ramón ‘Tulo’ Rivero”, donde tengo a mi cargo a unos 140 muchachos que ven en el básquet un medio para salir adelante. De aquí no me saca nadie”, dijo finalmente el espigado orgullo de las Lomas de Propatria

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