Un gol de Maguire en el 91′ anula el recital de Samu Omorodion
Samu Omorodion es uno de los delanteros más en forma de Europa. Es imposible decir lo contrario teniendo en cuenta que ha marcado siete goles en los últimos cinco partidos. Aunque este doblete fuese uno de los más decepcionantes de su carrera, porque no sirvió para ganar. El Oporto tuvo a un transatlántico como el United contra las cuerdas, pero su arreón final les sirvió para no irse de vacío a las islas.
El inicio estuvo marcado por los goles ingleses y los fallos de Diogo Costa. El portero portugués, uno de los más prometedores de Europa, tuvo una noche aciaga el día que le apuntaban todos los focos. Solo habían pasado siete minutos cuando Rashford explotó al máximo su desborde desde la banda izquierda, donde más cómodo se maneja, para meterse al área entre João Mário y Eustaquio y anotar el primero. Diogo Costa pudo hacer más, seguramente mucho más, porque el disparo por su palo se le escapó por debajo del cuerpo. Trece minutos después, tras el primer aviso de Samu que bloqueó Lisandro Martínez, Hojlund volvió a aprovecharse de otro error -bastante similar- de Diogo Costa para ampliar la ventaja.
Y entonces, empezó el recital de Samu. Los ataques más prometedores del Oporto venían por la banda derecha, con un João Mário que tiene un guante por pie y un Pepe con un cambio de ritmo determinante. Y así llegó el 1-2. Un centro al segundo palo obligó a Mazraoui a saltar con todo para molestar en la medida de lo posible a Samu, pero su despeje salió hacia la portería. Onana bastante hizo con evitar el gol, pero no pudo despejar el balón demasiado lejos y Pepe remató a placer. Y, como hiciera antes el rival, al poco tiempo llegó el segundo. Esta vez sí, Samu aprovechó un centro de João Mário al primer palo para cabecear por encima de De Ligt. Do Dragão olía sangre. Y el United cada vez asustaba menos. La defensa blanquiazul estuvo espectacular en unas llegadas de Casemiro y Rashford.
Ten Hag agitó el árbol para la segunda parte en una decisión incomprensible si es que se trata de una decisión técnica: Rashford, un demonio durante toda la primera parte, se quedó fuera para que entrase Garnacho. Y la primera fue en la frente. Francisco Moura entró al área sin oposición, pero sin encontrar el gol. Una ocasión clarísima que vaticinaría lo que sucedió después. Otra vez por la banda derecha, otra vez al primer palo, otra vez Samu, otra vez sobre De Ligt. Esta vez fue Pepe el asistente. El brasileño aceleró y dejó atrás a Lisandro Martínez. La puso rasa y cortita, y el español fue más rápido que el holandés para rematar al primer toque y batir a un Onana vendido.
Un 3-2 que no era suficiente para el español, que quiso el cuarto. Controló mal en la frontal, pero el United estaba tan desorganizado que de poco importó. De Ligt también despejó mal, y le volvió a caer a Samu, que se hizo hueco para el disparo y la colocó en la cepa del palo más lejano. Onana la desvió a córner con el canto de su mano izquierda.
El United cometía errores por todo, pero especialmente técnicos. En controles y golpeos. Pero el equipo se vino arriba. Embotelló al United, con un gran Eriksen y un peor Bruno Fernandes. El portugués terminó por arruinar su noche viendo la segunda amarilla (la segunda expulsión consecutiva después de la del domingo) por ponerle la bota en la cabeza a Nehuén Pérez. Aún así, el United se vino más arriba. Los arreones de Garnacho levantaron al equipo. En un disparo lejano del hispanoargentino, Diogo Costa evitó el empate. En el segundo, la sacó a córner. Y desde el saque de esquina llegó ese 3-3. Eriksen la puso al segundo palo y Maguire fue más fuerte que Nico González para cabecear en el 91′. Un empate merecido a juzgar por los instantes finales. Decepcionante para el Oporto por lo conseguido durante 90 minutos. Decepcionante para el United por la imagen mostrada. Y, en definitiva, decepcionante para ambos, porque los ingleses solo suman dos puntos en la clasificación y los portugueses, uno.