Un Madrid heroico tumba al Unicaja del récord de triples
Resulta difícil de explicar que el Unicaja, campeón de la Copa y la Supercopa, anotara 105 puntos, batiera el récord de triples histórico de la Liga con 23 (de 43 lanzados, un magnífico 53%), se viera 12 arriba cuando acababa el tercer cuarto y sin dejar de acertar (5 dianas en el último acto y 27 puntos) perdiera ante el Madrid por 105-107 tras encajar 39 en los 10 minutos finales con un quinteto del todo atípico del rival.
Uno con Rathan-Mayes (cuatro jornadas sin jugar por decisión técnica) y con Andrés Feliz por la baja de Campazzo, con Garuba rompiendo el pulso atrás (8 rebotes, 2 recuperaciones y 18 puntos) ejerciendo de cinco en lugar de Tavares, y con Hezonja (otros 18 tantos) y, sobre todo, Musa (24 más 6 asistencias para 37 de valoración) desequilibrando por completo una batalla que durante un puñado de minutos lució verdimorada.
Los cinco citados compensaron el partidazo de Dylan Osetkowski (22 con 6 de 7 de tres) y de un Tyson Carter (24 y 5 de 11), que, giros del destino, marró el triple de la victoria en el último segundo el día que ningún otro equipo había logrado tantos desde que se instaurara la línea de 6,25 en 1984 (una distancia que en 2010 se alejó a 6,75 metros).

La primera parte fue bastante buena, ritmo alto y elevado acierto de tres, y la segunda resultó monumental: 57-61. El Madrid, que arrancaba muy lastrado por la ausencia de Campazzo, uno de los insustituibles, comenzó muy sólido con Llull al timón, y con Garuba y Abalde aportando mucho. Tavares era un muro y castigaba por dentro, muy poderoso e incisivo bajo canasta (14+10), como el jueves frente al Asvel. El Real tomaba ventaja (12-18) y Osetkowski y Kalinoski respondían de tres.
El Madrid se puso en zona 2-3 y el Unicaja se adaptó bien, al menos, la encaraba con criterio, buscaba el centro para desarmarla desde la pintura con sus pases y con sus tiradores, hasta 12 triples de 20 al descanso, ocho de ellos, como subrayaba Chus Mateo en el intermedio, contra la zona. Quizá le sobró algún minuto a esa disposición o vigilar más a los tiradores: 48-46 tras un cierre de la primera parte frenético con Osetkowski, la mejor versión de Garuba, un gran Llull, Ejim, Tillie…
Lo peor para el Madrid vendría a continuación con un Unicaja que elevaba, si eso era posible (y lo fue), el ritmo. Otros 6 triples (de 11) incontestables, camino de un récord apoteósico. El líder no tenía la misma potencia de fuego para dar réplica a los cajistas, aunque arrasara en el rebote (28 a 42 al final), y el duelo parecía saltar por los aires: 71-59. Lo parecía; no lo hizo.
Mateo apostó por un quinteto extraño, con tres manejadores de balón y con Deck y Garuba por dentro, sin Tavares ni Bruno Fernando. El angoleño no volvió a la pista tras recibir un fuerte golpe de Tyson Pérez en el muslo. El Real andaba contra las cuerdas, trataba de aguantar con la zona, con sus alternativas defensivas para capear el huracán verde. Y lo logró en el último cuarto: se resguardó en parte y replicó a lo grande.
Un último cuarto demencial: 27-39
El inicio del acto definitivo resultó capital en la reacción blanca. El Unicaja perdió el paso atrás, permitió alguna arranca con Feliz castigando el aro, algún triple de Hezonja y acudió tarde a tres acciones que se convirtieron en 2+1 de Musa, Garuba y Rathan-Mayes, respectivamente. Bien el canadiense tras cuatro jornadas sin jugar, y muy bien Feliz en ataque y defensa. Y Hezonja con sus tres triples en la crecida. Y extraordinario Garuba, capaz de contener a los bajitos metiendo las manos una y otra vez a ras de suelo para atacar el bote y luego, sin tregua, de recuperar rápido para ir al rebote, recolocarse o volver a la ayuda. Desequilibrante en la intendencia. Como Musa con la pelota en la mano para anotar (12 puntos entonces), asistir (4) y forzar faltas (4 también). Firmó 22 de sus 37 créditos de valoración en los últimos 9:50 en cancha.
El Madrid tomó la delantera (87-88) a seis minutos del final y lo vio ganado a falta de 56 segundos (99-104); aunque una pérdida, un 2+1 de Carter con falta de Feliz que no era y un tiro libre fallado por Llull (y otro antes por Garuba) dejaron el balón en manos de Carter, que lanzó un triple tan lejano como bien enfocado que se salió después de golpear hasta tres veces el aro con la luz del tablero en rojo.
Los jugadores merengues apretaban los puños, como Musa. Ibon Navarro se reía para soltar tensión. Ahí, en el alambre, estuvo un éxito que hubiera sido descomunal; pero la bola no entró en el día del registró histórico de triples. Puro baloncesto. El líder, sonríe, de oreja a oreja: superó al Unicaja y a los elementos. Victoria de campeonato antes de recibir el martes al Armani Milán y de visitar el viernes al Estrella Roja. Se la juega en Europa; en la ACB manda: doce triunfos seguidos.