Un milagro imposible de Doncic
Luka Doncic es buenísimo. Esto es obvio. Y Luka Doncic (en parte porque es buenísimo, aunque siempre hay un factor extra con jugadores como él) tiene estrella. Esto también lo sabemos porque bien que lo vivimos mientras daba el primer estirón en España. Cuando está en pista, puede pasar cualquier cosa en parte porque él cree que puede pasar cualquier cosa. Hay un elemento de inconsciencia, de pura fe, que empuja en el deporte más allá de los números y la lógica. Por suerte. Pasa cuando menos te lo esperas, y cuando nadie lo esperaba pasó en Memphis: los Mavericks ganaron 113-114 en uno de los grandes milagros de la temporada. Y gracias a una canasta increíble, yéndose hacia delante y sin tiempo, de Doncic. Que se lo tomó como suele, con felicidad y sin darle mucha vueltas: "Me estaba cayendo´y ni pudo mirar el aro, así que tuve mucha suerte, pero nos vale. Me sorprendió que entrara el tiro, esa sensación es la mejor".
Pero es que, para colmo, la secuencia completa da más irrealidad al final de partido, una derrota terriblemente dura para los Grizzlies, que habían trabajado como hormiguitas para meter en el zurrón un partido en el que siempre mandaron y fueron más serios... pero en el que nunca abrieron verdadera brecha. Y es cierto que Doncic metió una canasta ridícula, y seis puntos en 25 segundos, pero también que los Grizzlies perdieron por sus pecados. Así fue: con 111-106, Porzingis anotó, Doncic bloqueó con las dos manos una penetración forzada de Ja Morant y anotó después, a falta de 25 segundos: 111-110 y bola para los Grizzlies. Tras falta rápida, dos tiros libres de Morant y 113-110. Y falta estratégica a Doncic para evitar el triple. Con solo tres segundos en el reloj, el esloveno anotó el primero (113-111) y tiró a fallar, a la desesperada, el segundo. Pero los Grizzlies cerraron el rebote y Grayson Allen (llevaba 23 puntos, 6 triples y un 3/3 desde la línea de personal) fue a la línea de tiros libres para cerrar la victoria. Falló el primero. Todavía podía asegurar la prórroga, como mal menor. Pero también falló el segundo y cometió el gran pecado: regaló dos segundos a Doncic. Y este ganó el partido en una jugada de circo, de desesperación, de fe. De estrella.
La cosa es que, además, el partido era importante. Los Mavs (ahora 30-24 y tan felices) venían de dos feas derrotas. Y habían encajado la tercera, casi oficialmente, hasta que Doncic la rescató de algún lugar que ya solo estaba en su cabeza. Vale, ojo, para poner dos y medio de ventaja sobre los propios Grizzlies (27-26) a los que cogen además la mano en caso de desempate (2-0 con un partido pendiente). Y para acercarse a Blazers (a un partido) y no perder de vista a los Lakers, que están con tres y medio de ventaja sobre los texanos pero hay doble duelo a la vista, en Dallas y puede que todavía sin Anthony Davis (y casi seguro sin LeBron James). Así que un tiro ridículo, casi imposible de explicar, de Doncic convirtió un amago de depresión y un billete cada vez más seguro para el play in en un impulso con el sexto puesto (y el playoff directo) a la vista.
Rick Carlisle lo explicó así: “Ganas con un milagro así una vez cada muchísimo tiempo... Luka metió uno de esos tiros marca registrada, una de esas canastas especiales que vamos a estar viendo mucho tiempo". Y dejó claro que ya no le sorprende casi nada con su estrella: "No sé cuantos miles de dólares me ha ganado en apuestas por tiros de medio campo... una vez, en México, le pagué en pesos de lo enfadado que estaba. Ya no apuesto con él". En cuanto Allen falló los tiros libres, cayó sobre el partido la sensación de que había una razón por la que a Doncic le iba a quedar una bala. De que iba a pasar algo. Y eso que no había sido una de sus grandes noches, ni mucho menos. Acabó con 29 puntos y 9 asistencias y llevaba un 2/9 en triples antes de meter el último, tan poco ortodoxo. Los Mavs no jugaron en absoluto para presumir, con Porzingis produciendo más números (21+6) que impacto, los tiradores irregulares y Jalen Brunson (8+8+9) jugando otra vez minutos trascendentales para mantener vivos a los Mavs en los tramos de descanso de Doncic. Sin mejorar mucho sus sensaciones, los de Carlisle se dieron un chute de adrenalina y energía que no tiene más explicación que Doncic, el jugador sin explicación.
¿Y los Grizzlies? Se pasarán días preguntándose cómo perdieron. Hicieron todo para ganar, con chispazos de Morant (17+5 asistencias), el trabajo incansable del rocoso Valanciunas (19 y 15 rebotes) y puntos de Brooks y Bane partiendo la defensa de los Mavs. Pero fallaron cuando solo había que meter tiros libres. O parar un último tiro, o simplemente cruzar los dedos para que no los ventilara un churro. Y perdieron. Porque le dieron una vida extra a Doncic. A quién se le ocurre.