"A Fernando Alonso y a mí nos encantaría correr Le Mans juntos"
Será por su hablar pausado, con un tono bajo que te obliga a afinar el oído; por su cara de yerno ideal que parece no haber roto un plato en su vida o, simplemente porque Estados Unidos queda muy lejos, pero Antonio García es uno de los mejores pilotos españoles... y a la vez menos reconocidos. Injustamente, pues estamos ante un triple campeón de Le Mans en la categoría GTE Pro, la más difícil con diferencia, ganador absoluto en Daytona (y también en categoría GT), indiscutible en Corvette, el mejor equipo del mundo de Resistencia...
Como Alonso, por talento estaba predestinado hacia la F1, pero Red Bull, con quien corrió en F3000, le frenó su progresión. Visita MARCA ataviado con las gafas de sol de Kimoa, regalo de Fernando Alonso, su amigo y rival de juventud al que visitó en Indianápolis y con el que espera reencontrarse algún día en Le Mans.
"Siempre se le ha visto bastante interesado en la carrera y cuando tuvo la oportunidad de estar allí se le veía encantado. No sé cuándo lo hará o con quién lo hará, pero sí sé que es un objetivo para su carrera en el futuro". El sueño, de ambos, sería formar equipo, como en aquel año 1999 en el Euro Open by Nissan. "A los dos nos encantaría, sería un buen punto poder compartir coche. Son cosas que él tiene en mente, pero luego habrá que ver si son factibles. Tendrían que coincidir muchas cosas porque yo no puedo romper un contrato para correr con Fernando por mucho que me apetezca. Igual al principio seremos de nuevo rivales, pero si no es en su primer año puede haber más opciones en el futuro", dice.
Compensación
Eso, el futuro, está por escribir. Mucho más cercano se encuentra el próximo objetivo inmediato del madrileño: el cuarto triunfo en Le Mans. Su coche, el Corvette, es uno de los grandes favoritos en su categoría, aunque no lo tendrá fácil porque compite nada menos que con otros 12 coches oficiales, todos con pilotos de fábrica (en LMP2 y GTE Am hay amateurs en las ternas). Y, además, hay un factor que podría volver a impedirles estar en la pelea: "Hay que esperar porque el año pasado nos presentamos con un coche que creíamos que podía hacerlo bien, llegó la carrera y cambió todo". Se refiere al sistema de compensación de rendimiento (Balance of Performance) por el que el organizador modifica las prestaciones de los GT en función de sus resultados en las sesiones previas, algo que el año pasado anuló por completo a su Corvette y favoreció a Ferrari y a Ford: "Espero que ahora esté un poquito más controlado porque en 2016 acabaron con nuestras expectativas. Fue una de las pocas veces que llegué a Le Mans y sabía perfectamente que no había nada que hacer. Esperemos poder realmente luchar por ganar"... Algo que no sabremos realmente hasta que comience la carrera.
Una carrera que, igual que Indianápolis no era simplemente dar vueltas a un óvalo, resulta ultraexigente para el piloto... desde el segundo uno: "Aunque son 24 Horas, aquí nadie se guarda nada. Hay que saber acostumbrarse a ese ritmo en el que cada vuelta cuenta y tener la concentración máxima en todo momento". Y lo explica con un ejemplo muy gráfico para el que menciona al otro español en liza, Miguel Molina (ex DTM): "Para él será como si estuviese 24 horas corriendo en el DTM. Pero lo hará bien, tiene mucha experiencia y hay gente que llega de nuevas y consigue destacar", adelanta. En lo que sí compite Le Mans con la Indy 500 es en la grandeza del escenario: "El ambiente tiene un sabor parecido y aquí, como allí, tanto los que participamos como los que vienen a verla saben que están en un sitio y en un momento especial. Discovery Channel lo considera el acontecimiento deportivo más importante del mundo y yo estoy de acuerdo". Al menos, este año Le Mans tendrá toda la atención del Motor.