Djokovic destroza a Dimitrov y alcanza en París su 40 Masters 1.000
El número 1 del mundo conforta así su liderazgo en el ránking en un torneo en el que el año pasado cayó en la final, pero que se convierte en su Masters 1.000 predilecto, en el que acumula más triunfos.
El serbio, de 36 años, que regresaba tras casi dos meses de parón, demostró que su estado de forma está intacto, a una semana del comienzo en Turín el Masters, que reúne a los ocho mejores del año, el torneo que cierra la temporada, en el que volverá a ser favorito para imponerse por séptima vez, la segunda consecutiva.
«Ha sido una semana complicada y estoy feliz de que todo haya acabado bien», dijo el serbio.
Djokovic se mostró muy superior al búlgaro, que a sus 32 años regresaba a una final de Masters 1.000 seis años después de la última y que, en ruta hacia la final, descabezó a dos top-10, el ruso Daniil Medvedev, tercero del ránking, y el griego Stefanos Tsitsipas, sexto, pero que en la final bajó su nivel.
Acumulando los errores, muy impreciso con sus golpes de derecha, Dimitrov apenas atacó al serbio, que dominó los intercambios con más facilidad que en los tres duelos previos, en los que cedió un set en cada uno.
En ningún momento dio la impresión de que estuviera en peligro la racha de triunfos consecutivos que ha ido apilando Djokovic, que a la espera de la cita de Turín marca ya 18.
Con el español Rafael Nadal sanando sus heridas, solo su compatriota Carlos Alcaraz fue capaz de derrotarle en los últimos 32 partidos, algo que consiguió en la emocionante final de Wimbledon, la única final que ha perdido el número 1 del mundo, lo que evitó que se alzara con todos los Grand Slam.
Djokovic sumó su sexto título del año, con lo que iguala con Alcaraz como el tenista más laureado, uno más que los del ruso Daniil Medvedev, y consigue su segundo Masters 1.000 del año, tras el de Cincinatti, con lo que iguala con el español y el moscovita.
Es, además, el título 97 de su palmarés, conseguido en su temporada más selectiva, en la que a sus 36 años decidió espaciar más sus intervenciones para ser más eficiente.
Objetivo logrado, ya que el serbio está consiguiendo unos números casi perfectos. Sobre todo en pista dura, donde solo ha perdido uno de los 33 duelos que ha afrontado, contra Medvedev en Dubai.
Más aun, el de Belgrado da la sensación de estar divirtiéndose, disfrutando de la superioridad con la que está superando los duelos, permitiéndose incluso provocar al público, muy reactivo bajo el techo de París, con el que ha multiplicado los roces a lo largo del torneo.
La final no fue una excepción, aunque como el búlgaro le puso en menos aprietos, tuvo que hacerlo menos. Dimitrov no tuvo la magia de los duelos anteriores, estuvo lejos del nivel mostrado en su camino hacia el último duelo.
Regaló muchos puntos, 16 en todo el partido, sobre todo con su derecha, aunque se defendió bien con su elegante revés a una mano, pero no consiguió hacer temblar al número 1 del mundo, el mismo que le había derrotado en las semifinales de 2018 en este mismo torneo, su techo hasta ahora en París. Djokovic solo ha perdido una vez con Dimitrov, en el Masters 1.000 de Madrid de 2013.
Lloró el búlgaro la derrota, sabedor de que no había estado a la altura de la final, del nivel que había soñado y con el que había amagado durante esa semana que quedará como mágica en su memoria.