Exhibición con marca de la casa
El Barça también aterra en Europa. Después de una segunda parte de siesta en el derbi barcelonés el pasado fin de semana, el equipo blaugrana masacró por 2-5 al Estrella Roja en el Pequeño Maracaná, que pese a la presión ambiental acabó rendido al equipo blaugrana tras una segunda parte brutal en la que el equipo culé acabó jugando con ocho jugadores formados en la casa más Pau Víctor goleó y asciende hasta la sexta posición de la Champions.
Flick salió en Belgrado con tres cambios respecto al partido contra el Espanyol. La entrada de Koundé estaba cantada y esta vez decidió dejar en el banquillo a Balde para dar minutos a Gerard Martín, tal y como hizo con Hèctor Fort el fin de semana. Y en el centro del campo, donde el técnico alemán tiene para escoger más que en ninguna otra zona, apreció De Jong como titular para acompañar a Pedri y Casadó. Olmo se quedó en el banquillo de inicio y así Pedri podía volver a jugar donde le gusta, más cerca del área rival. El Barça aposaba por un partido de control, con tres centrocampistas puros y sin mediapunta de inicio. Una táctica para tratar de amansar a los serbios, que espoleados por su público podían salir subidos de revoluciones.
De entrada, el plan salió perfecto y el Barcelona tenía el control absoluto del partido en ataque y en defensa, donde a los cuatro minutos de partido Elsnick ya supo lo que es marcar al Barcelona y que te lo anulen por fuera de juego. Pero luego se vería que la táctica de la defensa adelantada, con Gerard Martin deja mucho que desear.
Antes del primer cuarto de hora de partido, un saque de falta de Raphinha fue rematado perfectamente por Iñigo Martínez que rompió el intento de fuera de juego de los serbios con la facilidad que les hacía caer en su área.
El partido estaba en manos del Barcelona tras el 0-1. Raphinha, repleto de moral sacó un córner directo que se estrelló en el palo y minutos después, sobrado de prisa falló un cara a cara con el portero local tras un pase genial (otro) de Lamine.
Pero lo que decíamos antes de los desajustes defensivos por la izquierda se acabó pagando. Entre que De Jong iba con miedo a todos los balones divididos y que Gerard Martín no se enteraba del fuera de juego, llegó el empate del Estrella Roja a los 27 minutos.
Con el Pequeño Maracaná rugiendo y creyendo en la remontada el Barcelona supo mediante Casadó, Lamine, Pedri y Raphinha retomar el control del partido. Precisamente, una jugada entre estos cuatro derivó en un disparo al poste del brasileño, el segundo de la noche, que Lewandowski, ausente hasta ese momento, estuvo listo para cazar y marcar el 1-2 antes del descanso.
La reanudación del partido fue un festival blaugrana, que en un cuarto de hora sublime cerró el partido en un ejercicio de autoridad impactante. Lewandowski falló el tercero de manera increíble tras una asistencia de Pedri, pero se desquitó tres minutos después tras una jugada descomunal del Barça que inició Lamine Yamal y que acabó con Koundé regalando el gol a Lewandowski, que sólo la tuvo que empujar. Dos minutos después, con Koundé desmelenado, el francés asistió a Raphinha, que desde la frontal marcó ajustado al palo. 1-4 y Raphinha y Pedri a descansar y Olmo y Fermín al escenario. A este cambio se sumó Sergi Domínguez por Cubarsí, al que Spajic le clavó los tacos a la cara produciendo una aparatosa herida. No frenó al Barça eso, ni menos a Koundé, que dio su tercera asistencia en media hora. Esta vez a Fermín para que marcara el quinto.
Con un equipo formado casi de manera exclusiva por gente de la casa (sólo Koundé e Iñigo Martínez no habían jugado en los equipos inferiores del club) el Barça salió triunfador de Belgrado a pesar del gol de Milson, pero el Barça era un martillo que da miedo.