Jabari lidera la mejor versión del Barça

Necesitaba el Barça una victoria así, ante un rival como este y en un momento como el actual. Un subidón de autoestima, una demostración de amor propio y de conexión con la grada, una exhibición de compromiso y actitud. Así ganaron al Panathinaikos, desde la defensa, peleando cada balón, celebrando cada robo, gritando cada canasta. Un Barça con sabor añejo, de cuando se hablaba lituano en el banquillo, de cuando se llegaba a la Final Four. Tras un inicio discreto los azulgranas se activaron en un tercer cuarto excelso con un líder indiscutible: Jabari Parker. Bien secundado en la anotación por un magnífico Brizuela, el norteamericano se llevó el duelo de estrellas nacidas en Chicago muy por encima de Nunn. El Barça minimizó a uno de los mejores ataques de la Euroliga que venía de ganar cinco partidos promediando prácticamente 100 puntos. En la defensa estuvo siempre la clave que, ayer sí, encontraron los azulgranas.

El partido arrancó rápido, pillando al Barça a pie cambiado. Un 0-6 de parcial que le permitió a los griegos vivir por delante los 10 primeros minutos con un Palau salpicado de aficionados griegos que festejaron cada canasta como si estuviesen en el Oaka. Anderson controló bien a Nunn, pero la verticalidad de Osman perjudicó al Barça. Los azulgranas encontraron otra vez a Fall por dentro que, con cada vez más peso en el equipo, está rindiendo mejor. Si logra jugar con los brazos arriba, que lo hizo, es capaz de explotar la mayúscula ventaja que le brindan sus 2′20 de altura. Parker, con tres buenas acciones empató el partido (12-12), pero Panathinaikos logró tomar algo de ventaja antes de la finalización del primer período. Al inicio del segundo, los de Peñarroya se pusieron por primera vez por delante (22-23).

El técnico catalán mantuvo a la segunda unidad (sin Willy) en pista más de lo habitual simplemente porque funcionó. Controlaron el rebote, Núñez dirigió bien a los suyos y Parra elevó el listón defensivo. La energía de Brizuela les brindó algún punto pero fue Metu el protagonista del cuarto. Tan activo como clarividente, sus ocho puntos les permitieron mantener la ventaja. Descontento con su defensa Ataman dio entrada a Lorenzo Brown, mejorando las prestaciones atrás. Pero el Panathinaikos no estuvo acertado desde fuera (3 de 11). Tampoco el Barça, que en 20 minutos tiró, y falló, nueve triples.

La dicotomía en la que se encontró Peñarroya, y por ende el Barça, es que con los titulares (sobre todo Parker y Punter) puedes mejorar la proyección ofensiva, pero pierdes intensidad atrás. Y, si para colmo los americanos no están acertados, el Panathinaikos te come en tu campo. Con un versátil Juancho, imperial en defensa, los griegos se marcharon por delante al descanso (30-38).

Las dudas de Peñarroya se desvanecieron tras el descanso, con una actitud defensiva mejorada de los teóricos titulares. Punter, nervioso y negado en el tiro, decidió colaborar desde el rigor y el esfuerzo defensivo. Y, para sorpresa de nadie, los azulgranas mejoraron. Junto a los primeros triples, en tres minutos habían recuperado mucho terreno (40-41).

Y el Barça recuperó la magia. Esa que llevó a Jabari a meter diez puntos seguidos (15 en el cuarto), a Punter a pelear cada defensa o a Brizuela a meter un triple para el éxtasis colectivo (59-50). Por primera vez en mucho tiempo, seguramente por primera vez esta temporada, el Barça se sintió imparable. Y los aficionados también.

Pese a no tenerlo todo hecho, el Barça transitó bien por el último período. Quizás no del todo cómodo en el intercambio de golpes (64-58) pero entre Parker y Brizuela, mano a mano, se mantuvieron siempre por delante. Se llegaron a acercar a cinco los griegos en el último minuto (75-70) pero nunca peligró la victoria local.

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