Woodley reafirma su trono tras someter a Till en el UFC 228
Se puso de rodillas sobre la lona emocionado. Tyron Woodley acababa de mandar un mensaje a la UFC. Tiene 36 años y volvía tras un parón de más de uno por una lesión, pero está en el mejor momento de su carrera. Lo demostró en el UFC 228 sometiendo a Darren Till, una de las nuevas promesas de la compañía, en sólo dos asaltos. Woodley le pasó por encima, fue un rodillo. No dejó dudas de su calidad, tampoco de su estado de forma. Se desconfiaba y Till partía con sus mismas posibilidades en las apuestas, pero muchos erraron. El campeón aun tiene cuerda para rato.
Sonó la bocina y mandó una declaración de intenciones. Se fue a por Till, le agarró y le soltó un rodillazo en la cara. Aquí mando yo, debió pensar. Después usó su calidad en el wrestling, le agarró y le fue restando aire, aunque también dejó al británico que jugase a lo que le gusta: la pelea en pie. Ahí fue precisamente donde sentenció la pelea. Transcurrían los primeros segundos del segundo acto cuando Till decidió arriesgar. El zurdo de Liverpool se echó adelante, dejó una autopista en su guardía y se coló una derecha de Woodley. Inapelable.
Till se fue al suelo y Woodley detrás. Le percutió con sus antebrazos, le agarraba... hizo de todo para finalizarlo, pero el británico tiene arrojo y lo demostró. Viendo que los segundos pasaban y ese no era el camino comenzó a buscar la manera de cerrar alguna llave. Lo consiguió cuando quedaba menos de un minuto. Tanto sufrimiento de Till para intentar llegar al descanso con vida fue en balde. Woodley reafirmaba su reinado y su felicidad era plena. Volvió como se había ido. La división se le empieza a quedar pequeña. Su calidad sobresale.